“A mí me gusta cómo se cuentan las historias en León. Oscuras, misteriosas y… llenas de mala leche. La mala leche en León le quita la cosa cursi a las historias y las leyendas. Es un poco el estilo Flannery O´Connor. Te cuento una historia que es una tragedia y luego ¡te doy una colleja porque te la has creído a pies juntillas!”. Son palabras de la novelista Marta del Riego en una entrevista, íntegramente reproducida en la última entrada de La fiesta de mi desgracia, blog que puede leerse entero en no mucho más de lo que se tarda en leer estas líneas. De modo que sin duda estarán de acuerdo en que lo más sensato por mi parte es hacer esta presentación especialmente breve y dejar que saquen ustedes sus propias conclusiones a partir de los exactamente tres textos que contiene el blog, capado por su propio autor cuando apenas había echado a andar en abril de 2012. No se pierdan sus explicaciones al respecto, las que pueden leer abajo. La mía para mantener en mi blogroll una obra tan escueta es bien elemental: la singularidad y la calidad de esos textos. Realismo mágico, romanticismo seco, crónica brumosa, salvaje y tierna de la esencia y la existencia en el páramo, “una tensión entre estar en el mundo y estar fuera de él”. Mientras aguardan pacientemente a que encuentre la infelicidad, pueden leer también a Meseta über alles en sus extraordinarias crónicas futbolísticas en el diario on line Estrella Digital. “En el fútbol se sufre tanto como en el amor, pero a veces se gana”. Les dejo con él.

La fiesta de mi desgracia

1. ¿Está satisfecho con su blog?

No.

El título me gusta “La fiesta de mi desgracia”. Viene de una canción infantil: “En la fiesta de mi desgracia/ la gente viene a visitarme” (Se refiere al funeral de uno de los padres). El problema es que el propio título ya obliga a que el contenido sea de una manera determinada. Un existencialismo garbancero o algo así. Quizás sea esa la razón de su poca actividad. El estado de ánimo digno para estar a la altura del texto, sólo lo tengo cuando me deja una chica. Habrá que esperar a mi próximo desengaño. 

2. ¿Prefiere leer o escribir?

Leo muy poco. No me concentro, y eso desde hace muchos años. Fui un adelantado, porque ahora esa enfermedad -la imposible concentración ante una obra larga- está muy extendida.

Prefiero escribir, es como tallar una catedral pequeñita. El día valió la pena.

3. ¿Participa en redes sociales de internet? ¿Qué opinión tiene de ellas? ¿Cree que acabarán con los blogs?

Soy un tuitero a ratos. Me encanta tuiter, y me gustaba más cuando sólo se permitía la palabra. Me gusta su horizontalidad -sé que no soy original-; me gusta su extremismo, incluso político. Me gusta la sinergia que provoca. No me importan los pesados, yo vengo de los blogs de fútbol donde se escribe con un hacha en la mano. Me gusta que al lado de la discusión ideológica, esté la caricia erótica y el DM cachondo. Me gustan los nuevos paradigmas que está levantando. Las viejas estatuas lo desdeñan porque su pontificio cae en saco roto y provoca burla a discreción. Están fuerísima. Que se jodan.

4. ¿Consulta las estadísticas de su blog? ¿Le influyen la cantidad o el contenido de los comentarios?

Aparte de “La fiesta de mi desgracia”, escribo desde este verano las crónicas del Almanaque Madridista. Ahí sí que consulto las estadísticas; especialmente de qué países ignotos nos leen. En “La fiesta …” no consulto nada. El único que escribió comentarios fue Manuel Jabois, insigne periodista, que entró borracho y confundido. Creía que eran los foros del Marca.

5. ¿En su caso, qué correspondencia hay entre la persona “real” y la que escribe en internet? ¿Le preocupa de algún modo esta cuestión?

Sí, una vez quedé con una chica y no me reconoció. Internet agranda la figura, y yo mido 1,72. A veces me encuentro gente que me lee y no sé cómo reaccionar. ¿Quizás hacer un truco a lo David Copperfield? Nadie queda contento. La brillantez en directo es muy difícil, y las conversaciones se las lleva el aire.

Creo que en internet parezco más cínico de lo que soy. Aunque me da igual.

6. ¿Cuál diría que es el rasgo principal de su carácter? ¿Qué imagen tiene de sí mismo?

Soy muy curioso. Prefiero tener una conversación con un asesino o un cínico o un proxeneta que se desvelen ante mí, antes que con una buena persona de largas parrafadas neutras.

Pero ese no es el rasgo principal de mi carácter. Quizás una tensión entre estar en el mundo y estar fuera de él. Algo que me empuja hacia algún tipo de creación, a sabiendas de que eso está en la frontera con la infelicidad o la nada.

7. ¿Qué tipo de impresión cree que produce a primera vista en alguien que acaba de conocerle? ¿Cree que, en general, cae bien o mal a la gente?

Nunca he sabido qué impresión doy a la gente. Hay ciertos casos concretos… que… Tengo un humor bastante particular, algo despiadado, y me gustan las historias tremendas; hiperrealistas o del género fantástico. Detesto la exhibición de valores morales. Digo esto porque hay un tipo de gente algo pudibunda, falsamente moralista o progre, a los que caigo realmente mal y me lo hacen saber a través de terceros. Es muy divertido aunque yo no tenga nada contra ellos.

8. ¿Podría citar la alineación habitual de la selección española de fútbol? ¿Sabe cómo se llama la actual esposa de David Bustamante?

Sí a la primera. No a la segunda.

9. ¿Está al tanto de la actualidad? ¿Por qué medio suele enterarse de las noticias?

Sí, estoy al tanto, intento que mi hora de comer sean las 3 de la tarde, para cumplir con la afamada tradición de ver “el parte”. Nunca entro en la sección de política de los periódicos. Un viandante a la vera del camino me lo recetó hace muchos años; eso y que tomara un vaso de agua en ayunas. De momento estoy vivo, así que fue un buen consejo.

Pajareo por los periódicos en internet; algún link en tuiter y lo que va cayendo de la tele entre partido y partido del Madrid. Pocas veces entro en la noticia más allá del titular. De hecho, sé quien es Bárcenas, pero no lo que hizo.

10. ¿A qué personaje público vivo diría que admira y a quién detesta?

Yo detesté cuando adolescente a los progres de los ochenta. Fueron los Franco, Franco, Franco de mi generación. Víctor y Ana, el Trueba, y… no me acuerdo de más… eran los que salían en las páginas de El País Semanal con esa cosa angustiosa de salvar el mundo en cada párrafo sabiendo todos cómo los había mimado el aparato del poder durante una eternidad y media. Eran muy españoles en el sentido que más me ha jodido a mí lo de ser español. Esa cosa atropellada y nerviosa, atolondrada y como de echarse encima de las preguntas que se suele confundir con la pasión. O igual es la pasión, eso. Entre el franquismo, la progresía y Tomás Roncero, consiguieron convertir lo Español en el género más podrido de estereotipos de los que furrulan por el ancho mundo.

Eso es detestable, ¿eh?

11. ¿Qué tipo de imágenes le hacen apartar la vista del televisor?

Las de cuerpos decrépitos, ulcerosos o moribundos. De vez en cuando en el telediario nos dan una buena ración de enfermedad, no sé si para socializar el sufrimiento o para que no se nos olvide cómo vamos a acabar. Tampoco me hacen mucha gracia esas visitas de los famosos a la planta de oncología infantil. Seguramente se hace con toda la buena voluntad -también los atentados terroristas tienen bellos deseos detrás- pero detesto ver ese espectáculo que se monta alrededor de la enfermedad de los infantes.

12. ¿Qué titular le gustaría leer mañana a cinco columnas en la portada de todos los periódicos? (No ideal, sino posible y adecuado al tiempo y el mundo que vivimos).

CONFIRMADO; ELLA TE QUIERE.

13. ¿Es partidario de la intervención militar por parte de los países occidentales en conflictos donde se vulneran derechos humanos?

Como espectador, sí. Como contribuyente, no.

14. ¿En qué casos hipotéticos justifica o comprende una insurrección armada?

Cuando la despensa está vacía.

Y tampoco.

15. “Es hora de refundar el capitalismo sobre nuevas bases éticas. Los poderes públicos deben regular el sistema financiero internacional” (Nicolas Sarkozy, septiembre de 2008). ¿Qué opinión le merece esa declaración?

Yo soy de una familia muy católica a la que siempre le ha dado apuro eso del comercio. Además, mi padre es funcionario, y en casa desayunábamos con la cantinela del Código Civil. Así que por supuesto, estoy de acuerdo en que hay que regular el sistema financiero internacional con normas, leyes, ordenanzas, y todo lo que se les ocurra a nuestros mandamases.

16. Política, social, económicamente, ¿a qué país del mundo le gustaría que se pareciese España?

Los días en que estoy paralizado por lo mucho que me queda por hacer para llegar a ser lo que imaginó mi padre, me gustaría que España se pareciese a Cuba. Un país en el que nada es posible. Así, todos los deseos de los cubanos están frustrados. Esa es la verdadera igualdad.

Los otros días, los normales, en los uno finge de veras y hasta el fondo el personaje que le tocó en la rola… para eso, están los afamados USA.

17. ¿Es partidario de alguna reforma profunda o sustancial en nuestra Constitución?

El problema no es de la Constitución sino el de la dificultad de velar por su cumplimiento. El Constitucional es un tribunal demasiado alejado de las cuitas mundanas del Español. Quizás debería poderse llevar el librito a los tribunales ordinarios y allí exigir a voces justicia.

En tuiter, por ejemplo, hay un tipo de memo que se pasa el 98% de sus días clamando por la aplicación -como si fuera automática- de la Constitución. Si uno se fija bien, verá el banderón de España en su avatar, alguna frase rimbombante en la bío y una voluntad indesmayable en los comentarios. Estos luchadores (fighters!) por la Constitución, sólo están preocupados por el título VIII y la posible secesión de Cataluña/País Vasco. Si le afeas su obsesión, te responderán con un adjetivo que ha hecho fortuna en la derecha constitucional: MISERABLE!!!! Y si le dices, oiga ud. estoy de acuerdo con lo que dice, pero en su vehemencia noto un nacionalismo tan sectario como los que ud. dice combatir: MISERABLE!!! será su respuesta de nuevo. Si le apuntas que la Constitución tiene un contenido socialdemócrata importante que se lo pasan por el arco del triunfo, te llamará bobo directamente y dirá aquello de que eso es la parte programática (la otra debe ser la sintáctica).

Yo creo que para la forma de ser demagógica y algo tendente al pensamiento mágico del Español, le vienen bien las normas rígidas. Pero hay que aplicarlas en toda su amplitud. El PP o el PSOE la utilizan como una muleta para agitarla delante del morlaco.

18. ¿Cree que siguen teniendo sentido las expresiones “ser de izquierdas” o “ser de derechas”?

Yo haría una planta en El Corte Inglés “para la gente de derechas” y me iría allí a pasear, entre gentes de bien, rostros nobles, trabajadores todos y la frente alta y tal. Sería una especie de utopía: Se podría uno dejar las pertenencias en cualquier parte olvidadas que nadie te las iba a coger. A las viejas se les atendería con respeto y dedicación. Los coches iban a parar en los pasos de cebra, y los guardias civiles pararían a los negros y a los que tienen mala pinta; al señorón y la chica guapa, se les dejaría en paz. Todos se iban a tratar de ud., las mujeres seguirían teniendo anchas caderas de paridoras y las embarazadas gozarían de derechos civiles por encima de la media.

Luego está la Fnac, gente enrollada, ni de izquierdas ni de derechas, OSEA, lo que antes eran los progres, la razón moral -ahora estética-; LOS ENTERADOS. Esos son así, informales y escépticos; prefieren el ABC porque los que les mola es el retuiteo irónico; ganan mucho menos que la fauna de El Corte Inglés, pero como se dedican a ver series descargadas de estrangis, dan el pego. Y no son ni siquiera Clase Media; por ingresos son Low Class, y su postureo constante son las cenizas de lo que fueron, de lo que creen ser.

Se puede seguir así mucho tiempo. La cuestión es que España es una puesta en escena, y la derecha ha sido más lista en eso que la izquierda. Ellos están donde siempre, no se han movido, le pusieron a su rollo el adjetivo liberal para embaucar a los que odiaban a la izquierda y querían ser de derechas pero sin la carga demencial antigua. La izquierda se ha convertido en una serie de intangibles -que vienen de lo progre- y de tan etéreo ni siquiera rasca los muros del poder. Un poco de jaleo y otro poco de vergüenza ajena.

A los banqueros los veo sufriendo, sí.

19. ¿Qué delito le parece que no está suficientemente penado?

Los delitos contra la propiedad intelectual, que seguramente es la única que no viene del robo.

20. ¿Partidos con postulados racistas u homófobos deben tener el derecho de presentarse a las elecciones?

Hay algo de teatralización de los instintos en la experiencia democrática. Me refiero a que puede que tengan derecho a presentarse (aunque si se sigue una lógica histórica no debería ser así), pero no se les debe dejar trepar por el sistema bajo ningún concepto. La conquista de la ciudadanía ha sido en Europa a sangre y fuego, y es frágil, porque no sólo son las leyes sino una determinada mentalidad. Pero administrar la burricie con cautela, y dejar un pequeño recreo a las ideas antidemocráticas no me parece una mala forma de neutralizarlas.

La cuestión es qué se hace con el comunismo y con el aberchalismo radical.

En el caso del nacionalismo hardcore vasco, las ideas antidemocráticas son muchas y variadas. La primera y peor, poner la etnia por encima de la ciudadanía -hay algo africano en eso-. Hay un sentido colectivo en  el País Vasco que si no se desbasta en cauces democráticos muy delimitados, tiende a acabar con cualquier disidencia en una marcha constante hacia “la libertad”; el pueblo unido con las manos entrelazadas y todas esas imágenes que arrastran los partidos-movimiento, y las religiones-Estado. Para eso nace la idea de ciudadanía; para ponerle freno a las emociones colectivas, rudimentarias, pero muy eficaces porque le ponen música y un sentido unívoco a la idea de felicidad.

En España nos cuesta entender que la democracia es una canalización constante de los instintos. Tanto colectivos, como individuales. Quizás la pedagogía democrática es demasiado suave, llena de palabras vacías y bienintencionadas, tratando al ciudadano como un niño de entre 6 a 9 años. A un niño se le educa frustrando la mayoría de sus deseos inmediatos; y sin embargo, cuando se habla de democracia salen a relucir palabras fantásticas en contextos maravillosos. Esa libertad a medio camino entre los anuncios de Coca Cola y las postales del Che.

Otra cosa es que lo del ciudadano libre y tocapelotas no se lo acaba de creer nadie, y además, faltan instrumentos para que el individuo pueda hacer valer sus derechos contra 1-el Estado 2-la gran empresa  3-la masa social 4-el pueblo 5-los vecinos; una Constitución que se pudiera llevar directamente a los tribunales; una justicia más directa y resolutiva; un miedo menos intenso en el español medio al qué dirán, a lo que pasará, al señor del otro lado del mostrador.

21. ¿Deben las administraciones hacer esfuerzos económicos y dejar de construir carreteras para garantizar la conservación de especies en peligro de extinción, como el lince ibérico?

Que le den, al lince.

22. ¿En el mundo actual sería lícito, legítimo, conveniente, gastar miles de millones en mandar una nave tripulada a Marte?

No, ese dinero hay que invertirlo en la televisión pública; la de todos.

23. ¿Cree que la historia del mundo sería otra si el poder hubiese estado mayoritariamente detentado por mujeres?

¿Y no ha sido así?

24. ¿Cuál es la mayor diferencia psicológica entre hombres y mujeres?

Los hombres nos abismamos, somos obsesivos, caemos hacia dentro de nosotros a la mínima que nos sentamos en una silla, llegamos a la idea por puro derrumbe, podemos llegar al límite si no lo remedia una ley estricta, una ley íntima, o la costumbre. Ese límite suele ser el asesinato o el suicidio, o largarnos sin mirar atrás, o la creación de un culto, o un equipo de fútbol. ¿Qué le puede empujar a uno a ganar cinco Copas de Europa seguidas? Hay algo insano en ello.

Las mujeres no sé como son. Pero no son así.

25. ¿En qué medida se siente identificado con los tópicos habitualmente atribuidos a los varones: vanidoso, competitivo, promiscuo, poco sensible…?

Vanidoso: SÍ

Competitivo: NO

Promiscuo: TAMPOCO

Poco sensible: Que hablen ellas; no estoy capacitado para juzgarme.

26. ¿Qué envidia de las mujeres?

Como mueven el pelo, algo nos quieren decir, pero no se qué.

Ese lenguaje general del cuerpo, de las caderas, de la música en el lenguaje. La sensación de estar conectadas a una cosa diferente a la nuestra. El pragmatismo, que a veces nos parece tan cruel.

La gracia, la amplitud en la conversación, la forma que tienen de mentir y de decir la verdad.

27. ¿Se apasiona con facilidad? 

No. Y además lo suelo hacer a destiempo. 

28. ¿En qué cree a estas alturas? ¿Por qué merece la pena vivir?

Ah, yo de eso no sé.

29. ¿De qué se siente orgulloso?

Quizás porque no he tenido éxito en la vida, pero no he traicionado la idea -o la sensación- de lo que soy, y de cómo tengo que estar en los sitios. (En la sociedad sería, aunque la palabra es demasiado grande).

Es como… mira, sé quién soy. Me reconozco en las fotos de la infancia. No me he transparentado en una rutina ajena o en unas amistades fingidas. Sigo siendo el mismo con pequeñas mutaciones producidas por el insomnio o la vergüenza.

Gracias, Meseta

BUENOS VECINOS:
 Crítico Constante – «El blog del Crítico Constante»

10 comentarios en “La fiesta de mi desgracia

  1. la contestación a la pregunta número 12 es la mejor respuesta que he leído en mi vida. aunque el resto de entrevista tampoco se queda corta. y ahora me voy al blog.

  2. jajaja hiliando, iba yo a decir algo parecido sobre la 12, aunque no se yo si a ELLA le sentará bien que se lo tenga que decir un periodico a cinco columnas para que EL se lo crea..
    las respuestas tan larguisimas me las he leio por encima y despues de lo del lince, he dejado de leer..
    (mentira, eso que ha dicho del pelo ha sido bonito, lo que pasa es que yo lo tengo escasito, y ma deprimio)
    saludos..
    y besitos castos al hombre imaginado…

  3. Pues yo, en cambio, Pepa, tengo que reconocer que en una respuesta como esa (la del lince) he sentido lo mismo que cuando en la escuela otra niña soltaba una blasfemia: un susto pequeño y una paz grande.

  4. ¡O sea! Que no tengo nada contra el lince, que yo al lince le quiero como la que más. Es esto de las cosas sagradas, que son muy opresivas. (Y me callo ya no vaya a ser que me dé cuenta de todas las cosas sagradas que tengo y que ni hablar del peluquín de que me las blasfiemien).

  5. Hilia, me da que a ti el blog te va a gustar especialmente. Abrazo.

    Castísimo, mujer real.

    Procu, no te mola el lince, no disimules. Dilo y ya está, grítalo al viento, libérate de tus cadenas, halla la paz interior!

    Gracias a usted, Parmenio. Tremendo de verdad, pero el culpable es él.

    Bienvenido, Barrado, un placer verle por aquí. Muy de acuerdo con lo que dice, pensé exactamente eso al leer la respuesta.

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